domingo, 2 de octubre de 2011

¿Transformando a quién?



Hace unos días, participé en un Seminario de Jóvenes Investigadores que buscaban propuestas para la Transformación del Estado bajo el enfoque de una Ciudadanía 2.0.

El término 2.0 es usado en el lenguaje tecnológico para identificar las versiones de software producido, a la versión original se le denomina 1.0, por lo que la versión 2.0 indica que estamos frente a una nueva y mejorada entrega. Este término se ha utilizado también  en conjunto con algunos modelos sociales como el educativo, el democrático, el ciudadano y hasta el personal, indicando que estamos frente a un nueva y mejorada versión de cualquiera de estos últimos.

Durante dos días se presentaron más de 40 ponencias para transformar al estado en áreas fiscales, administrativas, legales, burocráticas, de rendición de cuentas y algunas pocas propuestas educativas, entre otras.

Con decepción noté la ausencia de ponencias que se preocuparan directamente por transformar y mejorar la ciudadanía que actualmente va en franco deterioro; los disturbios de Londres, la violencia en escala en países como México, las matanzas de Libia, el incremento de problemas como la discriminación y comercialización de mujeres en diversos países del mundo y las recurrentes debacles financieras, muestran una sociedad cada vez más desconectada entre sus ciudadanos e indiferente a los problemas ajenos, que ve como valores tan esenciales como los familiares se escurren día a día entre una montaña de problemas que agobian a la población.

Con esto no quiero decir que no sea válido y necesario buscar transformar al estado, pero a la vez considero indispensable que nos transformemos como ciudadanos. 

Pedirle al estado que se transforme sin transformarnos nosotros, sería como querer conseguir una mejor relación con tus vecinos pidiéndole a ellos que cambien para lograrlo. Es difícil pensar que si queremos una mejor relación con nuestra pareja la solución sea pedirle que se transforme; de igual forma, es difícil pensar que si queremos tener una mejor relación en familia le pidamos a nuestros padres que cambien, y lo mismo aplica para cualquier otra relación personal, amistad, noviazgo y matrimonio, entre otros. Si quieres que las cosas cambien, si quieres que las cosas mejoren, mejora tu, cambia tu y esta acción cambiará por añadidura el entorno en el que te desenvuelves.

Para qué le pedimos al estado que amplie las formas de participación política, si la ciudadanía cada vez más apatica y desafecta no utiliza las ya existentes, para qué le pedimos al gobierno que cambie las leyes si la pérdida de valores sociales hará que dichas leyes sigan sin aplicarse y que a nadie le importe la impunidad generada, y por último para qué le pedimos al estado que se transforme si éste será sostenido por el mismo tejido social que lo llevó a la descomposición.

¿Es bueno que se transforme el estado? No sólo es bueno, es necesario, pero es importante iniciar esa transformación desde la familia y las relaciones que son los niveles más básicos de la sociedad. El Estado y el Sistema Político de un país, son una construcción de las interacciones entre sus ciudadanos, así que si éstas interacciones mejoran, tanto el Sistema Político como el Estado mejorarán.

Para lo anterior, no sólo es necesario buscar un cambio educativo, sino también buscar la formación constante de mejores ciudadanos, lo cual se consigue buscando la formación de mejores seres humanos. Desafortunadamente en muchas de las familias actuales se ha perdido la costumbre de transmitir valores y principios a sus hijos, los padres modernos, han transferido comodamente esa responsabilidad a los sistemas educativos, sistemas que en su conjunto (de acuerdo a las evaluaciones de la UNESCO) muestran un estancamiento en el mejor de los casos.

Para todos aquellos personas (padres, maestros, tutores) que tengan bajo su responsabilidad la formación de algún niño, adolescente o joven, recuerden que no sólo tienen la responsabilidad de enviarlo a la escuela, sino también deben de garantizarle a esa persona el que tenga acceso en casa a una base sólida de valores y principios sociales, cívicos y ciudadanos.

Para todo aquellos que ya pasamos por las etapas formativas y aún nos falta mucho para llegar a ser mejores ciudadanos, seamos lo suficientemente maduros y sinceros para reconocer nuestras carencias y tomemos la responsabilidad en nuestras manos de transformarnos a nosotros mismos, porque eso hará que nuestro entorno se transforme y la suma de esa colectividad de cambios nos darán una mejor ciudadanía, una mejor ciudad y un mejor estado.

Así que la próxima vez que quieras transformar algo ó a alguien, ya sea tu pareja, tu familia, tu vecindad o tu estado, pregúntate ¿a quién debo transformar primero? por que la respuesta a esa cuestión esta en ti mismo.

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