domingo, 27 de febrero de 2011

Medio Oriente Unplugged


Así se ve un corte del internet en un país, primero se observa un tráfico que se incrementa constantemente y después de un pequeño ensayo de desconexión breve y el creciente flujo de información posterior, viene una caída de tajo que significa que alguien bajo el switch.

Esto es lo que sucedió en Egipto a finales de enero, el desenlace ya lo conocemos todos, aproximadamente dos semanas después el Presidente Hosni Mubarak no pudo soportar más la presión del pueblo y la comunidad internacional y se separaba de su cargo dando así paso a una futura transición en el gobierno de ese país.

Previo a este acontecimiento Túnez ya había vivido un ejercicio similar de acción colectiva y cambio en el gobierno y posterior a Egipto siguieron movimientos sociales en Bahrein y Libia, los que actualmente se encuentran desarrollándose.

Mucho se ha hablado sobre el papel indispensable de las redes sociales y el internet en el desarrollo de las protestas y los movimientos anti régimen en estos países. Respecto a ello podemos encontrar posiciones que afirman que estos movimientos fueron generados en la red y por el contrario tenemos posiciones que señalan que la tecnología no jugó más que un rol fugaz y sin relevancia real.

la realidad es que indistintamente de lo equivocado o acertado de las dos posiciones, lo que si es cierto es que el uso de las tecnologías de la información y la comunicación no detonan por sí mismas un movimiento de este tipo, pero si lo facilitan al agilizarlo y reducir los costos de su realización  acercándole en tiempo real a la sociedad la información necesaria para que las convocatorias se lleven a cabo y para que lo que pase al interior de un país salga al mundo y no sea escondido por los gobiernos que defienden su supervivencia.

Hay dos cosas que pienso se han dejado de lado al momento de analizar estos acontecimientos; la primera tiene que ver con las posturas que nos hacen ver el uso de la tecnología como algo separado o distinto de nuestras actividades diarias. Tenemos que aceptar que el uso de redes sociales electrónicas como Facebook, el correo electrónico y los mensajes en teléfonos móviles son el sustituto de las llamadas telefónicas, los faxes, y los métodos hasta hace años convencionales de comunicación y contacto con nuestro entorno social.

De igual forma tenemos en páginas como YouTube, Twitter y muchos blogs y  canales RSS a los nuevos medios de comunicación que no se detienen ante censura alguna como lo hemos podido constatar.

De esta forma, cuando un gobierno como el egipcio o el de Bahrein deciden cortar la conexión de internet y servicios móviles, siempre tendremos el ingenio humano para sortear los obstáculos y la represión que se pueda encontrar en el camino. Para muestra los miles de egipcios que reportaron conectarse a internet a través del modem como se hacia hace ya varios años, y los esfuerzos de compañías como Google y Twitter que pusieron a disposición de los internautas un numero telefónico gratuito para poder seguir twiteando e informando sobre el desarrollo de las protestas.

La segunda cuestión que pienso se ha dejado hasta ahora de lado es la capacidad viral que han adquirido los procesos políticos democráticos y sobre todo el nuevo rol y responsabilidad que como ciudadanos tenemos ante este nuevo paradigma.

Las redes sociales han existido desde mucho antes que el internet, nos relacionamos y agrupamos para conseguir objetivos comunes desde antes siquiera de que existieran la electricidad y la imprenta, pero así como en lo real la inacción tiene un resultado negativo, en lo virtual también sucede lo mismo.

Los objetivos siguen siendo los mismos igualdad, libertad y fraternidad como proclamaba el ideal de la revolución francesa, los medios para conseguirlos han  evolucionado; desde los discursos en las plazas públicas, los volantes y prensa escrita, la radio, la televisión, y ahora el internet, la telefonía móvil y las redes sociales electrónicas, esta evolución ha permitido que principalmente se tengan dos elementos al momento de que se presente un movimiento social; la velocidad que permite una asombrosa capacidad de reproducción viral y la interacción que permite redireccionar o potenciar los esfuerzos online.

A pesar de ello, los gobiernos no democráticos pretenden responder como habitualmente lo han hecho con represión, censura y bloqueo a estos movimientos, pero una sociedad con una opresión acumulada ha sido capaz de responder inteligente y eficazmente a estos embates.

Pero qué pasa en sociedades con gobiernos teóricamente democráticos que se encuentran en una zona de confort que permite a sus políticos seguir gobernando, a pesar de que la corrupción, abusos y violencia sean desenmascarados y expuestos. Qué hace que la gente sea en gran parte indiferente a ello y no sólo no se organice para combatirlo sino que ni siquiera asistan a las urnas para votar.

Ante la desafección, la apatía y la falta de participación y conciencia ciudadana, no existe solución electrónica posible, cuando una sociedad pierde su capacidad de asombro y pasa a un estado en donde es común y aceptado que la violencia, los abusos y la corrupción sean el pan de todos los días, pierde también la capacidad de acción.

Si, es bueno indignarnos, comunicar y mandar mensajes e información a nuestros contactos y entorno, pero es mejor actuar de forma responsable y solidaria.

Creo que tiene un mayor valor aquella sociedad unplugged (desconectada) como las del medio oriente, con coraje para luchar por una vida mejor, que una sociedad conectada y tecnológicamente avanzada, que ve con naturalidad vivir inmersos en el conformismo y la desilusión de no poder hacer nada antes los abusos del poder y el crimen organizado.

Y tu ¿de qué lado de la red estas?