domingo, 30 de enero de 2011

Entre Propósitos y Buenas Intenciones

Ha pasado casi un mes desde que finalizó el 2010 y aunque esto nos pareciera mucho tiempo, hay que considerar que hace menos de 30 días nos encontrábamos en un ambiente festivo, conviviendo con nuestros seres queridos, pero sobre todo llenándonos de buenos deseos y propósitos.

Pero ¿cuántos de esos propósitos hemos incumplido? ¿cuantos de ellos no hemos ni siquiera puesto en marcha? y ¿cuántos de esos buenos deseos hemos olvidado a estas alturas? es ahí en donde 30 días parecieran ser nada para dejar tantas cosas de lado y en el olvido.

Lo importante no es el ¿por qué ha pasado esto? ya que la respuesta a esta pregunta nos llevaría a una lista de pretextos y culpas que aparecerán de forma automática sin conducirnos a nada bueno, consiguiendo por el contrario un desgastante ejercicio de auto persecución. Lo importante es preguntarnos ¿para qué hacemos estos propósitos? por que así podremos iniciar la búsqueda de lo que realmente nos motiva a cumplirlos.

El para qué de las cosas nos lleva a encontrar la motivación para alcanzarlas y ese ¿para qué? no debiera ser tan difícil de alcanzar, ya que lo tenemos justo a la mano, la motivación somos nosotros, nuestros sueños, nuestros deseos, nuestras ganas de ser mejores y nuestras intenciones de superación; desafortunadamente, es costumbre que sin darnos cuenta caigamos en una trampa y confiemos nuestro desarrollo y bienestar a motivaciones externas.

A cuantos de nosotros se nos hacen familiares los propósitos de: comer bien, hacer ejercicio, trabajar (estudiar o practicar) más sobre un tema de nuestro interés, tener más tiempo con la familia, estresarnos menos, hacer las cosas en tiempo, levantarnos más temprano, no llegar tarde, ser mejores ciudadanos, ser mas responsables, entre una larga lista interminable de repetitivos propósitos de año nuevo.

La trampa está en que muchas de estas cosas las fundamentamos en pretextos (y digo pretextos por que no son verdaderas motivaciones) frases como: tengo que hacer ejercicio para entrar en ese pantalón en el qué no entro desde hace tres años (o dos si bien nos va), tengo que pasar más tiempo con mi familia por que mi esposa, hijos, o padres lo necesitan, voy a estresarme menos por que afecto a los que están a mi lado, no llegaré tarde y me levantare más temprano por que la gente me ve mal cuando esto pasa, seré mejor ciudadano por que mi país lo necesita. Y eso, que estoy mencionando los pretextos más aceptables por que también los hay que harán ejercicio por que se casa la prima y los invitados no pueden verme gordo (a), pasaré más tiempo con la familia por que me lo dijeron en un curso y haré las cosas a tiempo por que en el trabajo me rebajan el sueldo si no lo hago.

Claro, estas razones son todas validas, más no suficientes para considerarlas como motivaciones, debemos responsabilizarnos de nosotros, querernos un poco más o un mucho más y ser sinceros para encontrar la verdadera motivación interna para lograr lo que nos proponemos, ya que mientras más externas sean nuestras motivaciones, más difícil será que cumplamos nuestras promesas. Hay que recordar que si nuestros propósitos y buenas intenciones son precisamente y lo repito NUESTROS, no tenemos por que depositar en los demás la razón de su cumplimiento, ya que ello no tardará en hartarnos y dejaremos de lado como cada año todo lo propuesto.

Si queremos comer bien, hacer ejercicio y bajar de peso debe ser por nuestra salud, por que nos interesa ser personas balanceadas y saludables; si queremos pasar más tiempo con nuestra familia, tenemos que aceptar que es por que así lo queremos, por que nos hace falta y por que ese tiempo lo necesitamos y nos nutre para sentirnos queridos y en armonía; si queremos ser puntuales y tener nuestros trabajos en tiempo es por que eso nos ayuda a no estresarnos, a liberarnos de presiones y por que como ser humano quiero ser responsable y atento de mis labores y mi tiempo. Y la lista pudiera seguir por muchas líneas más, pero creo que el concepto hasta aquí es entendible.

Si encontramos nuestras verdaderas motivaciones, será menos difícil cumplirnos a nosotros mismos, por ejemplo al querer ser buenos ciudadanos; el considerar los beneficios que esto nos trae al ayudarnos a crecer como personas y potenciar nuestro bienestar personal, familiar y comunal, nos permitirá tomar responsabilidad de ello, por que si nuestras motivaciones seleccionadas fueron externas, será muy fácil argumentar que no sirve de nada ser buen ciudadano, ya que el gobierno se encarga de borrar con su mal desempeño la aportación de tu grano de arena y lo dejaremos fácilmente de lado con esta excusa.

Por supuesto que no estoy proponiendo que sólo pensemos en nosotros de una forma egoísta, sino más bien que pensemos y nos demos cuenta de lo que significa para nosotros lograr lo que nos proponemos, y cómo esto nos beneficiará y contribuirá al bienestar de los demás.

Por ello, los invito a encontrar sus verdaderas motivaciones personales internas, para alcanzar sus propósitos y más que tener buenos deseos, los invito a tener buenas prácticas; es más los invito a olvidarnos de los propósitos de año nuevo y tener nuestros propósitos del día nuevo, o acaso ¿no creen ustedes qué es un desperdicio de tiempo (o muy cómodo)  esperar todo un año para reformular propósitos cuando los tuyos caen en el saco roto?

Es más sencillo proponernos ser mejores con cada día que iniciamos; por que si por algún motivo, no lo logramos, siempre tendremos una nueva oportunidad en menos de 24 horas.

Les deseo un feliz año 2011, lleno de muchos intentos y éxitos al conseguir sus nuevos propósitos del día y que estos propósitos estén llenos de buenas prácticas motivadas y basadas en ti, tus sueños y tus deseos.